
No es cuestión de crear alarma. La media de consumo está en 124 litros por persona y año. Eso da… a ver que calcule… uhhh… da unos 0,33 litros. Vaya, como una lata de refresco. Esta es la media sí, pero uno puede tomar bastante más, incluso dos litros al día.
Pero para los potomanícacos no suele ser suficiente, pueden beber más de seis litros en un día. Vamos, la alegría de cualquier empresa embotelladora. Que ¿qué lleva a una persona a engancharse a algo tan soso e insípido como el AGUA? Bueno... se ha generalizado la idea de que sirve para reducir peso o dejar de fumar. Cuando uno está a dieta y el cuerpo le pide grasas, ¡hala, agua pal cuerpo!, si tiene mono de tabaco, pues lo mismo. Lo que pasa es que algunas de estas personas, que si son constantes suelen conseguir ciertos progresos, acaban atadas a su ‘botellita’ y van a todos lados con ella. La moda de la botellita lo llaman.
Mañana descubriremos que el oxígeno es venenoso. Por ahora ya hay bares que te meten chutes de aire puro en el cuerpo.