La publicidad es la polla. Sí, es verdad. Las grandes firmas encargadas de diseñar las campañas han llegado a un punto en el que no saben si seguir trabajando o simplemente suicidarse con el cable del teléfono.
¿Que por qué lo digo? Vereis. Pongamos por ejemplo un anuncio de productos para bebés. A un
copy, que así se les llama a los que cobran una pasta por tener buenas ideas se le ocurre algo: poner a una mujer joven de pechos turgentes junto a un chicuelo, la idea es poner los anunciado a la altura de una madre. Sabe que será llamativo. Mejor, así se conocerá más la marca. Pues ala, a empapelar ciudades con carteles gigantes de pechos no especialmente sensuales que acogen a un bebé risueño. Al día siguiente asociaciones en defensa a la puta dignidad de las tetas saca las uñas pidiendo su retirada.
Al desdichado
copy le dan un rapapolvo del carajo en la empresa y decide y decide pasar del tema de las mujeres. No quiere ni oír hablar de ellas. Así que se le ocurre pasar al humor. Encargo de Fanta. La bebida vuelve a la vida a un soseras que se había convertido en boyscout (¡en boyscout, señores!, algo surrealista) pues chinpún, a retirarlo porque puede ofender a los scouts españoles (¡perdoneee!). Hay que joderse. Casimiro, que así se llama el esforzado publicista se caga en la madre que parió a la falta de humor o sobredosis de mala leche de este país. El mismo que después se pavonea de ser cuna de la fiesta y la charanga.
Ya es el segundo toque que la dan a Casimiro. No duerme bien, se ha peleado con su chica y teme quedarse en el paro. Fanta le da una nueva oportunidad. Si fuera por él pondría a un joven con traje y fondo blanco diciendo algo así como "Beba Fanta, es buena, se lo juro" y asunto resuelto, pero claro eso no muy efectista y vendería poco. Obligado por las circunstancias se decide por un centollo gigante. "Seguro que no habrá una jodida asociación de centollos que pueda protestar, porque que yo sepa los centollos no saben hablar", pensó. Pues se equivocaba, el bichejo que apareció en el spot (que a mí me da un poco de repelús) no era un centollo, sino un primo hermano llamado buey de mar. A lo mejor Casimiro ya lo sabía pero daba mejor a cámara y creyó que nadie se iba a dar cuenta. Total si son todos iguales. Segundo error.
¿Adivinan que?
Coca-Cola España, a petición del ayuntamiento pontevedrés de O
Grove, modificará un anuncio televisivo que confundía un buey de mar con un
centollo. Este anuncio, emitido en televisión en los últimos días, generó un
notable malestar en la comarca pontevedresa del Salnés, especialmente en la
villa marinera de O Grove, localidad que celebra en octubre la Fiesta del
Marisco y cuyo distintivo es precisamente un centollo.
Casimiro está ya hasta la narices del mundo publicitario. Sobre todo después de que nadie levantara la voz para protestar por algunos anuncios ideados por su compañera Desi en los que se ridiculizaba al hombre o lo trataban como un mero objeto sexual. Como ese del tipo que no sabía poner una lavadora y lo cambiaban por otro o anuncios de obreros descamisados bebiendo refrescos. "Juajua, me cago de la risa", masculló.
A punto de sacarse unas oposiciones para policía municipal en su pueblo, se enteró de una empresa que les daba igual como quedar con según quien. La marca era AXE, productos de baño para hombres. Supermachistas, ¡con dos cojones!, "joder es que van dirigidos a hombres". Casimiro se dijo que hasta tenían su gracia (masculina, claro) y que si las protagonistas fueran mujeres no habría nadie que dijera ni mu. Así que ahí se ha colocado ideando situaciones con mujeres objeto y chistes políticamente incorrectos.
Ya está bien de esa lupa obsesiva de algunos que buscan promocion gratuita para alguna cutre asociación.
Por cierto. Casimiro y Desi son nombres
ficticios y cualquier parecido con la realidad es una
coincidencia.
¿Que por qué lo digo? Vereis. Pongamos por ejemplo un anuncio de productos para bebés. A un copy, que así se les llama a los que cobran una pasta por tener buenas ideas se le ocurre algo: poner a una mujer joven de pechos turgentes junto a un chicuelo, la idea es poner los anunciado a la altura de una madre. Sabe que será llamativo. Mejor, así se conocerá más la marca. Pues ala, a empapelar ciudades con carteles gigantes de pechos no especialmente sensuales que acogen a un bebé risueño. Al día siguiente asociaciones en defensa a la puta dignidad de las tetas saca las uñas pidiendo su retirada.