13 enero 2006

Botones mañaneros

Nunca le he tenido especial cariño a mi despertador. Sin embargo, eso no ha impedido que tengamos una buena relación estrictamente profesional. El cacharro es uno de esos con radio, forma de gafas de sol y unos números digitales verdes y grandes en el parabrisas. Hasta ahora, no hemos tenido problemas (tú en tu sitio y yo en el mío). He dicho hasta ahora, porque eso va a cambiar...

Todo comenzó con pequeños conatos de rebelión. El control del volumen se fastidió y a veces me destrozaba los tímpanos el Carles Francino (musiquita y la cuña "Hoy por hoy..." en to la oreja) y otras me quedaba totalmente sopa porque no escuchaba nada. Opté por despertarme con la alarma clásica, que era más fácil de regular, en vez de con la radio . Firmada la tregua con concesiones, tuve unos meses de tranquilidad relativa.



Pero algo ocurrió hace dos mañanas.
9.00 a.m. Suena el consabido bip bip. Todo lo ágil que se puede esperar de un animal en semihibernación, alargué el pesado brazo para buscar el tientas el interruptor on/off. El aparato tiene un enorme botón en el centro, pero no sirve para apagarlo. El que vale es un pequeño interruptor en una esquina. Algo muy práctico cuando estás a oscuras. Al final consigo apretar algo. En el visor se encienden tres letras "n a p". Esta es una opción que en cristiano significa "jódete porque voy a sonar cuando menos te lo esperes". Así que ahí me ví en la cama, con la intención de remolonear 20 minutos más y con la angustia de esperar la alarma.
Me puse el despertador junto a la almohada y aporreé todos los botones sin éxito. Como los botones de autodestrucción, una vez pulsado el Nap el proceso es irreversible. Estaba condenado. Era él o yo. Lo desenchufé. Nada. Sólo me quedaba una solución. Me sentí el jefe de máquinas de la Enterprise. (voz metálica) "Shizzz, fuera pila de energía auxiliar, shizzz". Cuando puse de nuevo la batería, la cuenta atrás se había detenido.

Ya no puedo con él. Esto ha sido lo último. En cuanto pueda lo destripo y desconecto la función maldita.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vengo a cotillear tu blog vi el enlace en el otro,soy la anonima(jo como suena)no te contare mis aventuras con mi despertador es de los baratos Made in China lo he estampado de veces y el muy cretino nunca se rompe,estos chinos son la leche.

Nyadorlep dijo...

Bienvenida anónima. Creo que es cierto lo que dices, los aparatos que existen para amargarnos la existencia cuánto más malos, más resistentes son.

Ramón López dijo...

El despertador es el invento más saborío que ha podido inventar la humanidad... pero... ¿y lo útiles que son?