08 febrero 2007

Zapatillas

Uff,
Desde septiembre no escribía nada. Y así hasta febrero, ¡el tiempo es que vuela! Tres años ya en la capital y, desde hoy mismito comienza la cuenta atrás para cumplir los 30. Edad que dicen que te sume en una crisis de autoconmiseración sin par. Bueno, todavía me quedan 365 días (¿o son 366?). Para celebrarlo, tarta de manzana (porque la manzana quema calorías, ¿no?) y sobre la tarta, un papelito pegado al corcho de la cocina. Esta lleno de buenas intenciones para el año nuevo. Habrá unas catorce (me faltó "dominar el mundo", tal y como dice Betheleem, indispensable en cualquier decálogo de un friki). Entre otras cosas, leer más (sobre todo un tocho de macroeconomía. Un reto personal), dejar de masticarme los dedos (más bien intentar dejar de...) y, una vez fracasada las dietas milagrosas, hacer más deporte para esa joroba frontal llamada barriga.

Es por eso que pagué un semestre de gimansio por adelantado para obligarme a ir. A la semana ya tenía una lesión de rodilla. Así que estoy por el curre como el doctor House, con unas deportivas blanco nuclear llena de rayitas naranjas horteras y además carísimas (las de la foto). Al principio las odiaba, ahora les estoy cogiendo cariño. Lo que pasaba es que las antiguas de un gris discreto (a 9,90 euros) me estaban jodiendo cuando corría. Así que, por hacer un símil, he pasado de tener un Seat panda a un BMW de carreras. Por el momento, con el deportivo ya no me duele mucho la rotula pero sí bastante el bolsillo. Tienen como unos agujeritos que dejan pasar el aire y te dejan los pies helados. Voy por la calle unos centímetros más alto y con los ojos salidos de las órbitas, intentado evitar cualquier charquito de agua. En la tienda aseguran que son lo más de lo más, aunque sea para media hora de saltitos en la cinta y un poco de bicicleta. Lo que no te dicen es que están hechos en China por cuatro perras igual que mis Kalenji (yo las llamo Jumanji) ahora defenestradas al fondo del armario.

Año nuevo, zapatillas nuevas. Espero que me duren aunque me temo que tendrán la misma fecha de caducidad que todas y en doce meses ya se podrán ver mis calcetines a través de ellas.

Con que no me duela la rodilla me conformo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué alegría ver que vuelves a escribir. Se ve que estás más relajado. Ya casi había dejado por imposible lo de visitar tu blog, y mira que sorpresa me he llevado hoy, mi fe y mi paciencia han dado sus frutos. Yo también voy para los 30 ya, pero la verdad es que de momento no me traumatiza para nada. Ya veremos cuando pasen las navidades y los vea más cercanos...

Anónimo dijo...

Aprovecho la alegria que os invade (contando con serà màs efectivo) para pedir mis màs sinceras disculpas por el incidente ocurrido hace unos meses. Rectificar es de sabios y yo aspiro a serlo. En lo que a mi me concierne pido perdòn ya que soy el màximo responsable por las calumnias vertidas en tu blog. Aunque no fui el artifice las celebrè de manera desmedida cegado por la ira.
La guerra fria no està tan mal, mientras sea fria y el muro de Berlin acabò cayendo.
Mil perdones y mi màs sincera enhorabuena.